30 de noviembre de 2018

Suerte

Estoy mejor que nunca si nunca es ayer.
Intuyo que no tengo ni idea de hacia donde voy, pero con tus consejos todo se ve mejor. 

Te sigo sintiendo aquí aunque ni antes ni ahora estuvieras tan cerca.
Lo entendí tarde, pero contigo maduré. Me conocí, me ayudaste a ordenar mi caos y a no estancarme.
No sé si el destino hará cruzarnos de nuevo, pero si llegas a leer esto: te sigo pidiendo perdón, te sigo echando de menos y sigo esperando volver a vernos. 

Pez

Toda la gente alegrándose de no ser quien era cuando sonaron las campanadas el año pasado y yo deseando que nada hubiera cambiado.

Ningún año pido nada, pero este se inicio con tantas reconciliaciones, con tantas sorpresas y con tanta ilusión que fue inevitable imaginarme todo lo bueno que vendría. Sin embargo, estaba muy equivocada. 

Todo se paró aquella madrugada. Al igual que cambió mi forma de pensar y mi forma de ser.

Apareció (o forcé a que apareciera) alguien que me hiciera olvidar y curar ese frío tan intenso que siento cuando lo recuerdo. Posteriormente, lo rompí, lo rompió o simplemente se terminó.

Llevaba unos meses sin escocer, pero tras aquello me rompí como lo hice esa mañana. Esta vez no me duró 24h, sino una semana entera. 
Me ponía triste recordarlo, me ponía triste saber que la solución acababa de irse y me ponía aún más triste verme triste. 

Sé que no tengo que encontrar la salida en nadie, sino en mí misma, pero qué difícil es cuando no te quieres. 


2 de noviembre de 2018

Mariposas -

No sé la escala de intensidad que puede existir, pero son casi las doce y estoy tan triste que he abierto la botella de whisky para beber sola.
No sé cómo he acabado releyendo y escuchando nuestros últimos mensajes cuando es algo que he evitado a toda costa como forma de autodefensa desde aquella noche. 
No sé cuánto vas a doler, ni cuánto tiempo va a durar, pero sí sé de memoria todo este proceso y eso me ayuda porque sé que acabará pasando. 


Sigo en la fase de mencionarte en todas mis conversaciones, en vincular cada momento contigo y en enfadarme conmigo por no olvidarte. 
He procedido a la famosa fase de salir de fiesta, porque encerrarme ya no estaba bien visto. Pese a ello, he terminado en las escaleras de la discoteca hablando de ti a la chica que fumaba mientras me escuchaba. 
He visto que tú ya has pasado página, que has salido y reías cómo si no hubiera pasado nada. Que ahora buscas a otras y quiero impulsarme en ello para pensar que me hiciste un favor, pero a quién engañar si aunque eso que viví hubiese sido mentira, lo repetiría porque, como les decía a ellas, estaba en una nube. 

Siento que lo que aplazaba con el resto, a ti te lo di de golpe. Sigo sin saber el motivo de nada. De cómo empezó todo, de cómo se desarrollaba, de por qué dije eso aquella noche, de por qué todo fue tan rápido cuando hice planes a largo plazo. 

No quiero estar sola (pero tampoco lo temo), ni tengo ganas de algo serio, pero no porque me hayas hecho daño, sino que mi ilusión y mis ganas las eché en ti y sino es así, que no sea nada. 
Por último, ni quiero ni tengo en quién ilusionarme. No tengo prisa en superarte. 

Creo que acabo de encontrar la respuesta a todo este desastre.



25 de octubre de 2018

23F

No sé por donde empezar si se trata de explicar mis emociones. No sé gestionarlas y eso me genera impulsividad, impulsividad de escupir todo pensamiento que se cruce por mi cabeza, sin tramitar las palabras ni evaluar los daños que producirán.
Peco de insensata y pago las consecuencias en lágrimas, ya que solo llorando me doy tregua.

Intuía desde muy pequeña que no me traería nada bueno, pero aún sigo intentando trabajar en ello.
El enfado, tristeza, inseguridad y duda me nubla. "No sé" es mi mejor excusa a la hora de pedir disculpas.

No consigo explicarme que eso no está bien, que a veces hay que frenar para evaluar y no acelerar para chocar con la realidad.

Supongo que cada vez que caigo en la cuenta de que me he vuelto a equivocar aprendo un poco más.
Llegará el día que antes de gritar o darle a enviar piense si en un futuro seguiré pensando que fue buen plan. 

23:23

A veces no sabes cómo expresar todo lo que llevas dentro y lo sueltas de la forma más inesperada o, por lo contrario, lo retienes hasta que estallas.

Supongo que han pasado varios meses desde aquella madrugada y sigo sin ser capaz de decir en alto el daño que me causaste.
Supongo que no habrá abrazos de madre que borren el dolor de mi alma, pero si que sepan curarme.
Supongo que pasará mucho tiempo y seguiré recordándote.

Quizás lloras de tristeza y en mitad del llanto te das cuenta que es de impotencia.
Pueden llegar a pasar los meses y al final, terminar entendiendo por qué sucedió todo, por qué ocurrió de aquella manera y por qué no pudiste evitarlo.

Muchas veces no comprendo nada y solo me limito a recordar las palabras de aquella película que me pusieron una tarde en clase: "no pretendas unir los puntos de delante al futuro, sino de delante hacia atrás".  Y así hago, espero que todo suceda como tenga que suceder, que el futuro ya me dará explicaciones o puntos suficientes para unirlos y entender el presente. 

18 de octubre de 2018

Pizarra

Muchas veces me paro a pensar:
y si no hubiera bailado con ese chico;
y si no hubiera bebido esa copa;
y si no hubiera pagado esos cigarrillos;
y si me hubieran creído;
¿qué habría sucedido?


28 de septiembre de 2018

mensaje vacío

No sé cómo empezar saludándote cuando sé que me leerás, pero no me responderás.

Tú mejor que nadie me conoce, aunque ese día te dije de forma secante que nunca lo hiciste. Qué mentira más grande.
Tú me has hecho crecer incluso cuando ya no estabas. Supongo que eso es aprender a quedarte con lo bueno de alguien cuando se va o cuando decide no volver. 

Recuerdo que tras salir de esa calle me eche a llorar y solo quería llamarte. Solo quería correr a verte y decirte que todo lo he hecho fatal y que he ido de mal en peor. También recuerdo que pasé meses intentando (ahora) superarte, porque ya no ibas a estar cuando las cosas se me tuercen. Y, por último, recuerdo llamar a su puerta llorando. Abrazarme sin dudarlo y decirme que con o sin ti tengo que superarlo.

Han pasado personas, momentos y dos estaciones desde aquella madrugada y todavía tengo miedo, pero menos.

Tú voz gritándome que nunca estoy segura de nada me ha retumbado más de una noche en la cabeza cuando no sabia si hice lo correcto o si estaba en lo cierto. Sin embargo, tenías razón: nunca estoy segura de nada y lo siento. 

Cada vez que hablo de ti se me acaban cayendo unas lágrimas por haberte echo tanto daño y una sonrisa porque me hiciste muy feliz. Espero que ahora te toque a ti. 

9 de junio de 2018

Trecho

No sé si lloro por ti, por mí o por esa situación.
No consigo entenderme y me odio.

Harta de tanta negación acepto que estoy bien porque digo que ni tú me querrás tanto como para volver, ni yo me valoré tanto para impedirlo.

No encuentro salidas que no acaben en ti.
No quiero volver a sentir.

Hace tiempo que no vuelvo por ahí, sin embargo, mi pensamiento no deja de visitarlo. 
Tuve que dejar pasar los días para poder plasmarlo.

No hay rumbo fijado.
No sé cómo contarlo sin hundirme tanto.

Eterna primavera

Tengo miedo de no superarte y de no avanzar sin ti y contigo.
Qué contradictorio, ¿no?

Yo que tiraba de tu mano, que te dominaba y te obligaba. Yo que lo controlaba. Te besaba y me apartaba. 
Tuve momentos extremos, como cuando casi me corté la vida con aquel cristal o como cuando amanecí en otro municipio. Siempre al borde del precipicio. Jugando con la suerte que un día se fue corriendo cuesta abajo. 

Yo que modificaba el destino y condicionaba tus movimientos. Tus decisiones limitadas por mis caprichos y mi risa marcando victoria, un día desaparecieron en un beso lleno de veneno.

Tengo miedo de que un día me cruce contigo sin saber que eres tú y que tontería ¿no? Si no te conozco no reconozco, pero el simple hecho de que nuestro camino se vuelva a cruzar me atormenta y no me deja.

Yo que me lanzaba donde fuera, que gritaba a quien quisiera y me iba cuando quisiese: tengo miedo.

4 de mayo de 2018

sexto izquierda

No sé qué escribir sobre él; a mitad del texto acabo llorando.

Tú que jamás me leerás aunque si me recordarás: me has destrozado. Yo que amaba los viernes los he acabado odiando. 
No quiero mirarme al espejo, no quiero recordar su tacto.

Tengo miedo de no superarlo y con quien quiero hablarlo me grita que deje de intentarlo.
Todos tienen razón: fue mi culpa, fue mi error, no puedo retenerlo. A mí misma me quiero decir adiós.

Estoy triste, ¿por qué tú no viniste?

29 de abril de 2018

Sevilla

Su calor y su color,
su gente y su ambiente. 

La estación llena de historias, algunas que se alargan por estar cinco minutos más en aquella tierra.
La Plaza de España que se queda pequeña al recoger a personas de diferentes continentes. 

Las calles que envuelven a la Giralda, donde te encuentras aunque creas que te pierdes.
La plaza con sus famosas Setas, esas que te llevan tan alto que de noche puedes ver brillar a la ciudad y creer que no hay otra igual.

Sus terrazas brindan el placer de escuchar siempre risas y una buena vibración, independientemente de que llueva o haga sol. 
No tiene playa, pero si el puente de Triana. 
La Torre del Oro que quizás no es la torre más alta ni es de oro, pero tiene la suerte de vivir a orillas del Guadalquivir. 

La Avenida de la Constitución que se llena de color cuando es navidad y que impresiona con su arquitectura con La Adriática. 
Mencionando la navidad, allí todo parece ir diferente, como siempre: los villancicos no suenan tan solemnes, las poinsettias culminan las salidas y da la impresión de que todo es felicidad y nada puede salir mal.
A pesar de estar en diciembre encontrarás heladerías llenas de gente. 

La Semana Santa es otro mundo. La ciudad se transforma, todo gira entorno a aquellos días.
El trajineo para llegar a tiempo o el silencio durante un paso cortado por una saeta.
Se caracteriza por la comida en familia o el arte que lleva dicha semana toda Andalucía.

La Feria te alegra con todas sus casetas, sus colores y de nuevo te envuelve en un ambiente de felicidad y gran festividad. 

Por mucho tiempo que estés parece poco para poder conocerla tanto,
quizás se piensan que exagero al añorarla tanto o quizás se queda corta la descripción para tal encanto. Pero una cosa tengo clara y es que volveré donde a la felicidad rocé una vez.

No sé si fue la compañía, la ciudad o ambas pero como dijo Sabina: "para enamorarse de Sevilla no hace falta ser andaluz, hasta un marciano se enamoraría de esta ciudad". Que razón tenía. 

14 de febrero

Diste tanto amor que el día que te fuiste no pudo ser el mejor (aunque dolió).

25 de abril de 2018

Vistalegre de ojos verdes

Noviembre con lluvia y un corazón que no dejaba de quererle.
Ed sheeran siempre sonará a él, a su voz grave y seria; a su risa de chico adolescente y sus letras a aquellos gustos que compartían.

Noviembre con lluvia y un corazón que acababa de romperse.
Entraba al concierto y la cobertura se terminaba. "Cuando salga me habrá escrito, es imposible que se le haya olvidado". Cerraba los ojos con su canción favorita; era su día, pero no estaba con quien quería.

Noviembre con lluvia y un corazón que tras romperse pareció detenerse.
Le escribió quien menos imaginaba, pese a ello, no le dolía menos el olvido del otro en semejante día.
Desde el minuto uno, tras ese mensaje, nada le cuadraría. Miradas que gritaban, mensajes que no fallaban, risas a escondidas y ganas que jamás supo si fueron reales.

Noviembre y su primavera. Sí, noviembre porque desde entonces todo se pararía.
Más que evidente era la confianza ganada, pero ninguna palabra avanzaba.

Noviembre y sus treinta y dos grados. Su norte. Sus noches. Sus ojalá estuvieses.
La banda sonora de aquella fantasía se había detenido, porque como enero y diciembre: tan cerca pero que complicado tenerte.

Noviembre y el sueño, el frío, el tiempo.
No eran ellos o quizás todo eran miedos. El tiempo pasó: él la falló, ella volvió a sentir frío en su corazón. La distancia les marcó y tras 145 canciones de un pelirrojo volvieron a hablar para pedirse perdón. 

22 de abril de 2018

Punto muerto

Conexiones que con el tiempo se cortan y comienzos que son finales. 
De fracasos está hecho el ser humano y de ilusiones se vive, pero nadie comenta que la felicidad está entre ambos.

Tú fuiste mi punto y me dejaste muerto. Me ilusionaste y fracasé tras tantos intentos. 
Creí conectar al primer momento, sin embargo, ese era el comienzo de mi final más lento.

Una vez destrozado me reconstruía en soledad, echándote de menos y queriéndome un poquito más.
Una mañana ya no me levanté pensando en ti, entonces consideraste que era la mejor oportunidad para regresar a mí. 
Me destrozaste y lo que había avanzado se había esfumado tras tu h(ola). Como siempre... arrasando. No sé cuándo descubrí que eras un torbellino ni por qué me enamoré de él, no obstante, me arriesgué. 

Ibas de dura y eras lo más frágil que conocí,
ibas de frágil y me golpeaste con tal dureza que me partiste la vida, el corazón, nuestra rutina.

No es rencor ni es huir, es cuidar de mí. No te permitiré volverte a ir, pero que ganas de volver donde fui feliz.
No sé qué quieres, no sé que pretendes, te lo di todo ¿por qué vuelves ahora a por mí?

Comprendo tu arrepentimiento pese a que no me creo tus lo siento.
¿Volver al hogar o ahogar lo que me hizo sentirme tan mal?


The real was fake

Siempre estuvimos a un borrar conversación de mandarlo todo a la mierda y cuando estuvimos a un a qué hora te veo decidiste mostrarme que nada mereció la pena ni mi tiempo. 

16 de abril de 2018

Destino

Pensaba pero no quería que sucediera así.
Menudo choque de indiferencia cuando un día nos faltaban las horas para mostrarnos las ganas.

El tiempo lo cura todo y supongo que la vida es tan caprichosa que quería recordarme que aún no ha pasado lo suficiente como para volver a verte.
 
Menuda tristeza me causó alegrarme de aquel cruce junto con las ganas de salir corriendo y detenerte. 
Menuda alegría me causó saber que ya no estás triste.

Cometí el error de quererte mucho y mal, en vez de quererte y hacerlo bien. Sin embargo, sea como sea, nunca he dejado de hacerlo ni creo que nunca lo haga. 

Yo como siempre diciendo que será la última vez que te escribo, aunque es cierto que es la última hasta cuando vuelvo a hacerlo. 

Cabe mencionar que ni todo fue tan bien ni todo fue tan mal, simplemente fue aunque ya no será. 

De noche con las luces apagadas

Levanta la mano, pide un taxi.
Saca las llaves del bolsillo, arranca el coche.
Caminan 15 min, abre el portal.

Es de noche y la soledad pesa el doble.
Es de noche y no deja de pensar.

Dos miradas, un choque poco casual, una risa junto con un qué tal vas.
No sé quién eres, no quiero saberlo, tan solo busco algo temporal.

No me cojas la mano, no me sueltes.
No te rías como él, no me contemples.
Hazme sentir que me quieres.

Necesito beber, no que me digas tu nombre.
Necesito creer que eres él y que mañana no vas a desaparecer.

Que bruto eres,
que complejo lo haces,
que difícil es esto de chocar pieles.

Cinco minutos, tres horas y una noche con las luces apagadas.
Cerrando los ojos mientras se engañaba.

Sale corriendo,
cierra la puerta,
se despierta llorando en otras sábanas.


Definitivo

Si la vida trata de azar y nosotros somos piezas, la suerte no está conmigo porque no encajo en ningún lado.

He estado recopilado mi felicidad pasada y me he dado cuenta de la cantidad de evidencias que tenía sobre el trágico final. Y yo que no me quería dar cuenta:

Cuando me dijo que tenía miedo y miedo no se le tiene a querer a alguien en serio.
Cuando me dijo que era casi perfecta para su vida, casi porque necesitaba unos cambios; lo que necesitaba era darse cuenta de que lo que no convence a la primera, no lo hará más tarde a chantajes.
Cuando me choque con sus ojos verdes y los titulé esperanza, qué mejor forma que aquella metáfora... pese a que no articuló ninguna palabra se quedo en un deseo cargado de mensajería instantánea.
Cuando me dijo que se lanzaba sin dudarlo, sin embargo, en más de un salto me dejo tirada; que dudaba.
Cuando sin saber por qué creí notar interés y solo eran palabras de alguien que no vi, que no conocí que más que "querer" solo buscaba entretener.

Y yo que no me cansaba de luchar ahora desisto en arriesgar, de dar ganas de intentar.

Sigue siendo de débil mostrarte llorando y yo me he visto muy fuerte al arriesgarme mostrando tanto.
Sigo creyendo que tal vez era demasiado sincera para todas sus mentiras, demasiado directa para todos sus laberintos, demasiado madura para su personalidad, demasiado triste para su constante felicidad. 

1 de febrero de 2018

Febrero.

Me enganché a tus silencios y a tus frías muestras de afecto.
A tus pocas ganas de verme y a tu inexistente alegría.

Siempre dejando las cosas sin cerrar porque ni inicias ni terminas, solo te guías por el "lo que tenga que pasar, pasará".
Con una actitud de cobarde, viendo cómo sucede todo detrás de la ventana. No vayas a intervenir y tengas un mejor fin.

Bien sabias cómo dejarme con las ganas y cómo quitármelas.
Mal me cuidaste, pero ni me sorprende porque tú mismo te machacabas.

Nunca quise jugar con la baraja del prometer, pero un día la lancé y me prometiste ver.
Llego febrero, pero como si no;
como si nunca te hubiera hablado diciendo que no sé ni cómo ni cuándo, pero que esto crecía sin planearlo.

Es cierto que todo empezó con el pie izquierdo y aunque para los zurdos no es mala suerte, para nosotros fue imposible desde el primer impacto. 
No es que no quiera volver con quien me hacia tener ilusión, es que tengo miedo de volver a ver que no se implica al cien por cien.

Y es miedo el que me frena;
y son mis ganas de cumplir todos mis planes los que me lanzan a caer de nuevo;
y es mi cabeza quien lucha con el conflicto de intereses, sin saber quién ganará la batalla, temiendo el resultado.

Ahora bien: 
Ni te conocí,
Ni me cuidaste,
Ni te abracé,
Ni te importe,
Ni te besé,
Ni te moviste cuando viste que huía.

Ojalá un día esté por tu ciudad,
ojalá un día estés por mi ciudad,
y sea ese febrero, y  nos crucemos, y nos saludemos, y quieras empezar de cero.

Que seas feliz por ti, que empieces por ahí, porque sin eso no llegarás a transmitir felicidad a tus seres queridos.
Que madures más y crezcas aunque yo ya no esté ahí.


4 de enero de 2018

Wake up

La historia no termino bien, pero por primera vez no he intentado olvidar el camino.

Una pena que dejara de sentir, porque mi cabeza no deja de darte la razón, habríamos sido lo mejor.
No fue culpa de terceros que te dejara ir, fue culpa de los dos permitir que esto llegara a su fin.
Volamos alto y fuimos infinitos por tiempo limitado, pero nunca olvidaré la experiencia de que no te quieran a ratos.

Me reconstruiste y ahora me destroza ver que te herí.
Cuando te conocí te dije que siempre hago daño y tú ciegamente confiaste en mí.

Gracias por curarme y quererme como nadie antes supo hacerlo.
Es temprano para saber de ti, pero aunque no quieras ni verme, mis mejores deseos son para ti.

No sé explicar aún cómo me he pasado la vida en amores que rompen y cuando me cruzo con quien cura soy yo quien abandona.
Te prometo que no deje de intentarlo, pero tú más que intentos te mereces a alguien que apueste todo sin miedos. 

Aunque no entiendas nada ahora, te aseguro que fue lo mejor de principio a fin.
El principio por lo que logramos, por lo que conseguimos y el fin porque mejor dejarlo ir a traicionar y lastimar.

Nos llenamos a costumbres y me toco dejarlas.
Me toco dejar de escuchar tu voz; de vivir tus cuidados; de compartir tu actitud de reservado que tenias totalmente contraría a mi locura, o eso me decías.
También me toco olvidarme de todo lo que me gustaba de ti y tú renegabas; de las prisas para no perder un ave. Incluso he comenzado a extrañar todo aquello que odiaba. Aunque, en cierta parte, ya sabia que todo eso era lo que tocaba.

Me equivocaba al decirte que no encajábamos, porque un día lo hicimos. Simplemente hoy somos piezas que siguen encajando, pero en un plano diferente.

Ojalá un día nuestro destino se vuelva a torcer tanto como el momento exacto que te conocí para volver a verte. 
Ojalá que nadie más te haga dudar.
Ojalá consigas todo lo que me contaste.
Ojalá llegues lejos, porque no me necesitabas como motor, tienes una fuerza que desconoces.
Ojalá que cuando coincidamos ambos tengamos las heridas curadas.

Nunca dejarás de ser poesía y alegría. 
Nunca dejarás de ser importante porque alguien con tan buen corazón no se olvida.

Te quise, te quiero y te querré porque alguien que me quiso tanto no merece menos.