Me he quemado.
Me he dejado la voz diciéndote nada.
Me he quedado ciega de contemplarte y gritarte con la mirada.
Me he jugado mi primera y última carta, perdiéndolo todo y quedándome sin nada.
He llorando citas no solicitadas y sonreído presentes que decías traerme pero que fueron promesas fugaces, tanto como la duración del cruce de nuestras miradas.
He acabado destrozada ante una historia que no se daba ni por comenzada, pero que yo ansiaba.
He roto todos los planes de futuro que tracé con el índice, para seguir un esquema que finalmente abrasarías con el silencio.
He de admitir que me equivoqué y que no repetiría ni aunque viviera mil vidas.
He de negar que no pienso en cómo te irá (aunque toda negación guarda una afirmación en aquel no).
He de comunicar que ya no más y no porque no quiera, sino porque no quieres a largo plazo y el a ratos ya no me vale; hace tiempo que deje de buscar atajos para hallar caminos que me hagan más ameno lo vivido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario