No será poesía, pues es tan inútil que solo de lo malo puede sacarse algo bello o de lo bello que aún se está descubriendo puede lograrse un gran texto, pero no es el caso.
Ni fuimos el error imborrable,
ni seremos grandes,
ni extrañaras mis mensajes.
Ni fuimos el error imborrable,
ni seremos grandes,
ni extrañaras mis mensajes.
Esta es la crónica de una muerte anunciada, de un amor que de amor poco y de ilusión en gran proporción.
Me miraste en medio de mi caos que llevaba nombres y muchos, muchos años de vivencias, sin preocuparte si aquel interés hacía a mí sería un desorden en mi vida, sin importarte que sucedería al cabo de los meses, de las risas y sobre todo, que sentiría después de aquella despedida.
Nunca imaginé un verano junto a alguien sin que esté, pero como muchas otras cosas.... lo lograste. E igual que nunca me planteé odiar la llegada del verano, pues rompía nuestros previos.
Maldito septiembre, arrojando realidades sin temor a romper alguna esperanza suelta desde aquel noviembre.
Exhausto octubre, dejando claro que una acción pesa más que mil meses, dos llamadas, muchas risas y un quizás entre lineas.
Maldito septiembre, arrojando realidades sin temor a romper alguna esperanza suelta desde aquel noviembre.
Exhausto octubre, dejando claro que una acción pesa más que mil meses, dos llamadas, muchas risas y un quizás entre lineas.
¿Ahora qué se hace con sentimientos hacia alguien que nunca mostró más allá de un en línea?, que ha dejado ver que es capaz de olvidar fácilmente y que todo aquello que se vivió mediante la estúpida tecnología (ya odiada hoy en día) no fue más que un pasar el tiempo, que no significó nada y que todo fueron tonterías.
Siempre he sido de repetir mil veces a la gente qué haré y al segundo incumplirlo, pero solo me hace falta decírmelo una vez al espejo para que se convierta en jamás y es que jamás me volverás a sentir la ilusión hacía a ti. Incluso e llorado de rabia y decepción conmigo misma, como si sirviera de algo, como si algo valiera; pero quien intenta y no puede, no quiere más intentos, quiere otra prueba.
Nunca fuimos de saludos de bienvenidas, pero siempre de despedidas: adiós a mi casi error más extraño, bonito, pero finalmente, solo dolorido.
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