29 de abril de 2018

Sevilla

Su calor y su color,
su gente y su ambiente. 

La estación llena de historias, algunas que se alargan por estar cinco minutos más en aquella tierra.
La Plaza de España que se queda pequeña al recoger a personas de diferentes continentes. 

Las calles que envuelven a la Giralda, donde te encuentras aunque creas que te pierdes.
La plaza con sus famosas Setas, esas que te llevan tan alto que de noche puedes ver brillar a la ciudad y creer que no hay otra igual.

Sus terrazas brindan el placer de escuchar siempre risas y una buena vibración, independientemente de que llueva o haga sol. 
No tiene playa, pero si el puente de Triana. 
La Torre del Oro que quizás no es la torre más alta ni es de oro, pero tiene la suerte de vivir a orillas del Guadalquivir. 

La Avenida de la Constitución que se llena de color cuando es navidad y que impresiona con su arquitectura con La Adriática. 
Mencionando la navidad, allí todo parece ir diferente, como siempre: los villancicos no suenan tan solemnes, las poinsettias culminan las salidas y da la impresión de que todo es felicidad y nada puede salir mal.
A pesar de estar en diciembre encontrarás heladerías llenas de gente. 

La Semana Santa es otro mundo. La ciudad se transforma, todo gira entorno a aquellos días.
El trajineo para llegar a tiempo o el silencio durante un paso cortado por una saeta.
Se caracteriza por la comida en familia o el arte que lleva dicha semana toda Andalucía.

La Feria te alegra con todas sus casetas, sus colores y de nuevo te envuelve en un ambiente de felicidad y gran festividad. 

Por mucho tiempo que estés parece poco para poder conocerla tanto,
quizás se piensan que exagero al añorarla tanto o quizás se queda corta la descripción para tal encanto. Pero una cosa tengo clara y es que volveré donde a la felicidad rocé una vez.

No sé si fue la compañía, la ciudad o ambas pero como dijo Sabina: "para enamorarse de Sevilla no hace falta ser andaluz, hasta un marciano se enamoraría de esta ciudad". Que razón tenía. 

14 de febrero

Diste tanto amor que el día que te fuiste no pudo ser el mejor (aunque dolió).

25 de abril de 2018

Vistalegre de ojos verdes

Noviembre con lluvia y un corazón que no dejaba de quererle.
Ed sheeran siempre sonará a él, a su voz grave y seria; a su risa de chico adolescente y sus letras a aquellos gustos que compartían.

Noviembre con lluvia y un corazón que acababa de romperse.
Entraba al concierto y la cobertura se terminaba. "Cuando salga me habrá escrito, es imposible que se le haya olvidado". Cerraba los ojos con su canción favorita; era su día, pero no estaba con quien quería.

Noviembre con lluvia y un corazón que tras romperse pareció detenerse.
Le escribió quien menos imaginaba, pese a ello, no le dolía menos el olvido del otro en semejante día.
Desde el minuto uno, tras ese mensaje, nada le cuadraría. Miradas que gritaban, mensajes que no fallaban, risas a escondidas y ganas que jamás supo si fueron reales.

Noviembre y su primavera. Sí, noviembre porque desde entonces todo se pararía.
Más que evidente era la confianza ganada, pero ninguna palabra avanzaba.

Noviembre y sus treinta y dos grados. Su norte. Sus noches. Sus ojalá estuvieses.
La banda sonora de aquella fantasía se había detenido, porque como enero y diciembre: tan cerca pero que complicado tenerte.

Noviembre y el sueño, el frío, el tiempo.
No eran ellos o quizás todo eran miedos. El tiempo pasó: él la falló, ella volvió a sentir frío en su corazón. La distancia les marcó y tras 145 canciones de un pelirrojo volvieron a hablar para pedirse perdón. 

22 de abril de 2018

Punto muerto

Conexiones que con el tiempo se cortan y comienzos que son finales. 
De fracasos está hecho el ser humano y de ilusiones se vive, pero nadie comenta que la felicidad está entre ambos.

Tú fuiste mi punto y me dejaste muerto. Me ilusionaste y fracasé tras tantos intentos. 
Creí conectar al primer momento, sin embargo, ese era el comienzo de mi final más lento.

Una vez destrozado me reconstruía en soledad, echándote de menos y queriéndome un poquito más.
Una mañana ya no me levanté pensando en ti, entonces consideraste que era la mejor oportunidad para regresar a mí. 
Me destrozaste y lo que había avanzado se había esfumado tras tu h(ola). Como siempre... arrasando. No sé cuándo descubrí que eras un torbellino ni por qué me enamoré de él, no obstante, me arriesgué. 

Ibas de dura y eras lo más frágil que conocí,
ibas de frágil y me golpeaste con tal dureza que me partiste la vida, el corazón, nuestra rutina.

No es rencor ni es huir, es cuidar de mí. No te permitiré volverte a ir, pero que ganas de volver donde fui feliz.
No sé qué quieres, no sé que pretendes, te lo di todo ¿por qué vuelves ahora a por mí?

Comprendo tu arrepentimiento pese a que no me creo tus lo siento.
¿Volver al hogar o ahogar lo que me hizo sentirme tan mal?


The real was fake

Siempre estuvimos a un borrar conversación de mandarlo todo a la mierda y cuando estuvimos a un a qué hora te veo decidiste mostrarme que nada mereció la pena ni mi tiempo. 

16 de abril de 2018

Destino

Pensaba pero no quería que sucediera así.
Menudo choque de indiferencia cuando un día nos faltaban las horas para mostrarnos las ganas.

El tiempo lo cura todo y supongo que la vida es tan caprichosa que quería recordarme que aún no ha pasado lo suficiente como para volver a verte.
 
Menuda tristeza me causó alegrarme de aquel cruce junto con las ganas de salir corriendo y detenerte. 
Menuda alegría me causó saber que ya no estás triste.

Cometí el error de quererte mucho y mal, en vez de quererte y hacerlo bien. Sin embargo, sea como sea, nunca he dejado de hacerlo ni creo que nunca lo haga. 

Yo como siempre diciendo que será la última vez que te escribo, aunque es cierto que es la última hasta cuando vuelvo a hacerlo. 

Cabe mencionar que ni todo fue tan bien ni todo fue tan mal, simplemente fue aunque ya no será. 

De noche con las luces apagadas

Levanta la mano, pide un taxi.
Saca las llaves del bolsillo, arranca el coche.
Caminan 15 min, abre el portal.

Es de noche y la soledad pesa el doble.
Es de noche y no deja de pensar.

Dos miradas, un choque poco casual, una risa junto con un qué tal vas.
No sé quién eres, no quiero saberlo, tan solo busco algo temporal.

No me cojas la mano, no me sueltes.
No te rías como él, no me contemples.
Hazme sentir que me quieres.

Necesito beber, no que me digas tu nombre.
Necesito creer que eres él y que mañana no vas a desaparecer.

Que bruto eres,
que complejo lo haces,
que difícil es esto de chocar pieles.

Cinco minutos, tres horas y una noche con las luces apagadas.
Cerrando los ojos mientras se engañaba.

Sale corriendo,
cierra la puerta,
se despierta llorando en otras sábanas.


Definitivo

Si la vida trata de azar y nosotros somos piezas, la suerte no está conmigo porque no encajo en ningún lado.

He estado recopilado mi felicidad pasada y me he dado cuenta de la cantidad de evidencias que tenía sobre el trágico final. Y yo que no me quería dar cuenta:

Cuando me dijo que tenía miedo y miedo no se le tiene a querer a alguien en serio.
Cuando me dijo que era casi perfecta para su vida, casi porque necesitaba unos cambios; lo que necesitaba era darse cuenta de que lo que no convence a la primera, no lo hará más tarde a chantajes.
Cuando me choque con sus ojos verdes y los titulé esperanza, qué mejor forma que aquella metáfora... pese a que no articuló ninguna palabra se quedo en un deseo cargado de mensajería instantánea.
Cuando me dijo que se lanzaba sin dudarlo, sin embargo, en más de un salto me dejo tirada; que dudaba.
Cuando sin saber por qué creí notar interés y solo eran palabras de alguien que no vi, que no conocí que más que "querer" solo buscaba entretener.

Y yo que no me cansaba de luchar ahora desisto en arriesgar, de dar ganas de intentar.

Sigue siendo de débil mostrarte llorando y yo me he visto muy fuerte al arriesgarme mostrando tanto.
Sigo creyendo que tal vez era demasiado sincera para todas sus mentiras, demasiado directa para todos sus laberintos, demasiado madura para su personalidad, demasiado triste para su constante felicidad.