30 de agosto de 2017

Atrás

Echar de menos lo que un día fue de más,
mirar atrás y pensar "quizás no nos iba tan mal"

Estás dudas que no me dejan pensar
este sentimiento de culpa por obligarte a marchar
estás ganas de decir vuelve y las otras de "ya no más".

27 de agosto de 2017

mientras tanto

Si ya de por si son tristes las despedidas, cuando son definitivas duelen el doble.

Ya se sabia que tras arrancar motores nuestras miradas no se volvería a cruzar en mucho tiempo, también se sabia que iba a ser difícil volver al estado inicial en el que coincidimos pero era lo mejor (o eso decía).

Que tienen razón al decir que lo que importa son las personas con las que eres y no con las que estás pero es que contigo estuve siendo feliz y que raro todo ahora.

Una vez me dieron una reflexión del amor en la cual lo concebían como la unión de dos soledades, que van y vienen.  Es sabido que de amor nadie se muere pero como escuece cuando está ausente.

Que ni el mundo es solo mar ni nosotros peces, 
que no hay clavos sacando otros clavos sino corazones.





24 de agosto de 2017

PAUSA

Lamentablemente me he dado cuenta de que la caracteristica básica del ser humano es el egoísmo y que yo sigo sin querer entenderlo.

Qué se hace ante las ganas de conocer y el miedo del otro a ser conocido. Frente a la impulsividad de ser natural y no crear corazas ni zonas de peligro para no acabar rota (de nuevo).

Yo con ganas de comerme el mundo y dar mi mejor y más sincera versión a todo aquel que conozca, mientras ellos fingen ser alguien y su interés por cubrir sus necesidades se limita a que mi nivel de importancia en su vida varíe en función a éste
Supongo que esta personalidad que tengo me condena a tener que soportar muchas despedidas que no son sufridas de forma equitativa en casi ningún caso. 
Supongo que a la mínima muestra de atención - preocupación por mí creo estar frente a alguien que tiene ganas de conocerme, casi tantas como las mías y me sumerjo en una relación idealizada, elevando a lo superior algo que quizás para ellos es más que cotidiano.

Recuerdo la primera vez que me engañaron y cómo la resaca del querer y no poder estuvo varios meses en mi día a día. 
No sé cómo son capaces de estar siempre para estar a ratos y acabar en nunca. Cómo son capaces de ver la sinceridad en los ojos, en las risas o incluso solo en mensajes y marcharse sin ningún (aparente) problema que haya obligado a desembocar así.

No puedo ahogarme en "y si hubiera..." por ello todo lo que me impide estar tranquila lo suelto, intento encontrar el problema y cuando no se desarrolla como quiero lo veo: la gente parece que tiene miedo de ser sincera, decir lo que piensa o cómo se siente, también puede ser que no sepan cómo expresarse y eso tiene relación con no saber conocerse y mucha gente no se conoce.

También sé que mi inseguridad tiene grandes fundamentos en ellos. Sus cambios de actitud me hacen pensar si por no callar hablo demasiado o por interesarme fácilmente en alguien soy una ilusa. Que quizás me explico bien pero en demasiado texto o no me explico nada. Que por no soltar a alguien respondo hasta la más falsa risa que todos hemos escrito por WhatsApp y así en vez de ser la que muestra interés, la pesada.

Un día vas con tanta fuerza que al parar cuando no era previsto te destroza, sin embargo también soy de las que si se centra en conseguir algo lo consigue, como si llego en mil piezas, pero llego. 

18 de agosto de 2017

Perdón por la despedida

Impredecible, como nosotros, nuestra historia.

Sus ojos me miraban como nunca nadie antes y me hacían sentir enorme. Podía con todo si era de su mano.

Estoy segura de que con sus pestañas creaba la brisa que más de una vez fue la que nos hizo acurrucarnos para darnos calor.

Tenia una sonrisa que paraba mi tristeza y un positivismo que chocaba con mi negatividad.

Hablando de chocar, chocamos tanto que la última vez fue una colisión que acabo rompiendo la relación. 
La fragmentación causada por previos accidentes me anunciaban que las cosas pronto no tendrían por donde sostenerse por mucho que reímos y vivimos. Sin embargo, algo de mí repetía lo que me enseñó ”siempre hay que confiar" y prometo que di lo mejor de mí hasta en el último beso.

Casi sin pensarlo fue decirte nos tenemos que alejar y como si la vida supiera que una luz se apaga en plena tarde alguien tocaba la guitarra. Las notas tristes acompañaban las lágrimas y mi corazón se encogía en dolor. 

Me rompía sola en mi habitación varias noches imaginando aquella situación, no quería que llegara, pero no había nada que lo evitara.

Hay personas que están destinadas a no ser y cuando se fuerza a que dos piezas encajen se acaban rompiendo.


Casi sin querer te acabe haciendo daño yo… la que te cuidaba, la que te quería y la que en su día te hizo tan feliz que no mencionabas palabra, solo sonreías.