22 de noviembre de 2015

Pausa

Una mañana me desperté y me dijeron que no hay nada peor que despertarte sin sueños que seguir.
La siguiente mañana me desperté sin nadie a quien impedir ir.
La última mañana me desperté sin sueños que seguir, sin personas que retener, unas cervezas demás, algo que consumí y un reflejo de mí en aquel espejo que me dijo: "No puedes continuar así".

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