Has sido mi segundo te quiero más intenso y con prisas que he dicho en mi vida.
Sé que odiabas las comparaciones, sé que odiabas que hablara del resto, creo saber algo sobre ti, pero creo que no te imaginabas todo lo que me importabas o me hacías sentir.
El primer te quiero lo dije como el tuyo. Con los ojos llenos de lágrimas y con miedo al futuro. Sin embargo, aquella vez era demasiado pequeña para entender y controlar me.
Lo escupí como si fuera mi última carta para tenerle un poco más a mi lado. Como dándole una razón para no marcharse. Rogando que se quedase.
El segundo lo dije como nota final. Para que no se quedara en el aire antes de alejarte. Porque estaba esperando el momento perfecto para soltarlo ya que desde el primero, tenía miedo. Miedo de ir con prisas. De precipitarme y luego no saber soltarme. Al final, no hubo mejor momento que en la despedida.
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