No sé qué escribir sobre él; a mitad del texto acabo llorando.
Tú que jamás me leerás aunque si me recordarás: me has destrozado. Yo que amaba los viernes los he acabado odiando.
No quiero mirarme al espejo, no quiero recordar su tacto.
Tengo miedo de no superarlo y con quien quiero hablarlo me grita que deje de intentarlo.
Todos tienen razón: fue mi culpa, fue mi error, no puedo retenerlo. A mí misma me quiero decir adiós.
Todos tienen razón: fue mi culpa, fue mi error, no puedo retenerlo. A mí misma me quiero decir adiós.
Estoy triste, ¿por qué tú no viniste?