Siempre que hablaba me miraba con atención y una media sonrisa o una sonrisa que iba de oreja a oreja que acababa en risa.
Me decía que estaba loca, loca de remate y volvía a reír.
Él era raro, raro de cojones y me gustaba. Me gustaba descubrir aquella personalidad que creía que desconocían todos y cuando creí llegar a la cumbre me soltó. Me soltó y cuando me vio caer me dijo que ya sabía que sucedería, seguramente con esa sonrisa con la que en su día me hizo avanzar y con mi dolor de qué aún sabiéndolo no lo evitó, no me avisó.
No hablo del amor de pareja ni el de a primera vista, hablo de otro peor: el de ayuda.
Cuando te ayudan sin saberlo y comienzas a confiar, corres el riesgo de acabar peor de como comenzaste y supongo que siempre prefiero arriesgar que acabar pensando en el qué hubiera sucedido.
Tenía razón, estaba loca y mucha gente me lo ha repetido pero ya no es lo mismo, ya no confío en que lo hagan conociéndome ni en que se quieran molestar en hacerlo.
Tenía razón, estaba loca y por ello sigo pensando en cómo estará; si en algún momento realmente le importe, aunque sea un poco.
Tenía razón, estaba loca pero lo peor es que lo sigo siendo cuando imagino que se arreglan las cosas y todo vuelve a ser lo mismo.
Otros decían hace tiempo que si escribía por él y negaba; en verdad esperaba que jamás tuviera que escribir siendo él el tema. Todo aquello que desprendo en letra es lo que callo porque quema, pero acabó sucediendo y ahora solo queda hacer lo propio en mí: esperar que esté bien, recordar todo lo bueno que llegó a pasar y auto convencerme de que todo ocurre por algo, que algo vendrá después.
Me decía que estaba loca, loca de remate y volvía a reír.
Él era raro, raro de cojones y me gustaba. Me gustaba descubrir aquella personalidad que creía que desconocían todos y cuando creí llegar a la cumbre me soltó. Me soltó y cuando me vio caer me dijo que ya sabía que sucedería, seguramente con esa sonrisa con la que en su día me hizo avanzar y con mi dolor de qué aún sabiéndolo no lo evitó, no me avisó.
No hablo del amor de pareja ni el de a primera vista, hablo de otro peor: el de ayuda.
Cuando te ayudan sin saberlo y comienzas a confiar, corres el riesgo de acabar peor de como comenzaste y supongo que siempre prefiero arriesgar que acabar pensando en el qué hubiera sucedido.
Tenía razón, estaba loca y mucha gente me lo ha repetido pero ya no es lo mismo, ya no confío en que lo hagan conociéndome ni en que se quieran molestar en hacerlo.
Tenía razón, estaba loca y por ello sigo pensando en cómo estará; si en algún momento realmente le importe, aunque sea un poco.
Tenía razón, estaba loca pero lo peor es que lo sigo siendo cuando imagino que se arreglan las cosas y todo vuelve a ser lo mismo.
Otros decían hace tiempo que si escribía por él y negaba; en verdad esperaba que jamás tuviera que escribir siendo él el tema. Todo aquello que desprendo en letra es lo que callo porque quema, pero acabó sucediendo y ahora solo queda hacer lo propio en mí: esperar que esté bien, recordar todo lo bueno que llegó a pasar y auto convencerme de que todo ocurre por algo, que algo vendrá después.