Dicen que los escritores tienen sus musas y la mía se llama nostalgia, no es una persona, sino los momentos que me causan éstas.
Nunca vamos a depender de una persona, es más, nunca he echado de menos a alguien tanto como los momentos que llegamos a vivir o lo que me hizo sentir.
Y escribiré mil veces sobre sentimientos buenos en pasado.
Que no aumente el ego de los que se fueron, cuando creen ver que aún escribo sobre ellos.
Es erróneo, pues me avergonzaría ser la inspiración a la tristeza por muy preciosa que se escribiera.
De todos modos, remarcar de nuevo que mis textos no son ellos, sino lo que un día consiguieron y que nunca dolieron (o quizás sí, pero con tiempo limitado, que eso es pasado del que apenas quedan rastros).
Si leéis esto amigos del pasado, enhorabuena, conseguisteis generar sentimientos buenos entre tanto mal que desprendíais en vuestra lengua (cuerpo) de arpía.